Reflexionar siempre resulta en dolor y descontento. Los que piensan se dan cuenta de que muchas cosas en la vida no tiene sentido algún y pensarlas hace con que el agobio sea creciente. Por eso las «personas pensantes» son vistas como personas amargas y/o raras. En realidad, enfrentar las verdades de la vida os vuelve individuos más críticos, creo yo, buscando respuestas que nunca van a alcanzar.
Y así van sintiéndose completamente incomprendidos y en desconexión con el restante del mundo, donde parece ser que nadie se los acompaña.
Como diría Nietzsche: «Creo que soy el hombre más solitário del mundo».